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martes, 4 de agosto de 2009

domingo, 2 de agosto de 2009

La gloria de los fracasados a ojos de Sergey Bratkov









Ni vinos ni rosas. Para el ucraniano Sergey Bratkov la vida es tristeza y depresión, especialmente si se trata de lo que ha bautizado como "Glory Days", esto es, los días en que su país se independizó tras el derrumbe de la Unión Soviética y en los que la búsqueda de una nueva libertad llevó a algunos a sacar lo peor de sí mismos. Esos algunos, inmortalizados por Bratkov, pueden verse ahora en PHotoEspaña.
La de Bratkov es una mirada de caos, confusión, tristeza y cierto desenfreno, producto todo ello de un cambio que sumió al mundo entero en general -y a las repúblicas soviéticas en particular- en una interminable espiral de órdenes y contraordenes que buscaban una Ucrania más libre.
El trabajo de Bratkov lleva por título "Glory Days", todo un derroche de ironía para mostrar al mundo esa combinación de confusión y sufrimiento de la que se contagió su patria.
El artista, presente en la inauguración de la exposición madrileña, arrancó su parlamento comentando la particularísima colección "Historias para dormir", una serie de cuentos fotográficos que forman parte del folclore popular -aseguró el fotógrafo- y tienen en el asesinato cruel y sangriento su leitmotiv.
Bratkov no es ajeno a la polémica. Más bien todo lo contrario: la polémica y él son amigos íntimos. Su serie de fotografías de niños huérfanos corriendo en busca de una nueva familia, retratados al salir de una habitación del orfanato, causaron un gran revuelo allí donde se expusieron.
También criticada fue la serie tomada en un orfanato con niños pequeños tras los barrotes y pájaros muertos en el patio, y no precisamente bonitas palabras se dijeron de él en Moscú con motivo de la exposición "Niños 1", donde se ve a infantes con ropa y maquillaje de adulto en lo que es, sin duda, un canto a la tristezaBratkov no es un fotógrafo de los que crean escuela -su estilo es inclasificable-, pero sí afición. Su obra es dura pero realista, cómica pero triste, violenta pero sincera. Y es que el autor no tiene reparos en contar las cosas como son. Como surgen.
Niños adictos al pegamento o mujeres que necesitan de un hijo que nunca les llega. Son lo que Isabel Rossell, directora general de Archivos, Museos y Bibliotecas, ha definido como "mártires contemporáneos".